domingo, 11 de abril de 2021

01 - Empezando a empezar.

Este blog solo contará mis experiencias desde que decidí iniciarme en el aventura de aprender música y tocar el piano de forma autodidacta desde el cero más absoluto, sin haber tenido más relación con ella que la de cualquier persona cuando se pone la radio, un CD o disco o se va a la discoteca o bar de turno.

Antes de comenzar haré una sugerencia. Si uno pretende aprender música de verdad (teoría musical, solfeo), si tiene posibilidad que contrate un profesor/a, asista a clases en academias, centros municipales o si puede vaya al conservatorio. Le será mucho más cómodo y aprenderá más rápido que si va por libre.

Tengo casi 57 años, con lo cual me expresaré más bien para personas adultas.

No pretendo que sea una guía para nadie, ya que lo que a unos les puede convenir a otros les puede perjudicar. Pero si daré información que otros podrán valorar y utilizar si la precisan.


Comienzo jeje.

Los pianos siempre me llamaron la atención. Tanto su aspecto como sus sonidos.

Llegué a plantearme a veces decirles a mis padres que me gustaría aprender a tocarlo, pero nunca me atreví.

Había un compañero de clase que iba al conservatorio y sabía tocar el piano. Desde ese día, siempre que lo veía pensaba “jo, sabe tocar el piano”.

De vez en cuando a lo largo de mi vida pensaba en ello, pero me quitaba la idea de la cabeza rápido, y muchas veces pienso que hice bien.

Ahora muuuuuchos años después de esas primeras sensaciones, la idea volvió de una forma más viva y constante.

Sobre finales del 2020 me senté conmigo mismo y empecé a valorar aprender a tocar el piano. Comencé a informarme de las maneras en las que lo podía hacer y sobre todo, que fuera sin tener que aprender solfeo. (Pobre incauto de mi jeje)

Soy consciente de la edad que tengo, y lo suficientemente consciente de mis facultades mentales y físicas como para saber que lo más que puedo conseguir es aprender para mi disfrute personal.

No soy pretencioso, pero si intentaré llegar al tope de mis facultades para intentar hacerlo lo mejor que pueda y eso, disfrutar de la música que me gusta.

Busqué métodos, tutoriales, libros, pregunte a personas relacionadas con la música. Conclusión, para lo que yo quería había que pasar por el aro del solfeo.

“Bueno”, me dije, “todo sea por intentar hacerlo medianamente bien”.

Empecé a leer cosillas en internet que me iban acoj…… acongojando cada vez más y más, pero pensaba que mucha gente lo había estudiado y nadie se murió por ello.

Morirse no, pero no valoré los que acabaron tarumbas o lo dejaron por imposible.

También oí esa famosa frase de , “es como aprender un idioma”, las narices. A ver quien se atreve a decirme eso ahora a la cara. Escuchará lo nadie se atrevería a decirle.

Puede parecer que estoy exagerando un poco, pero puedo asegurar que no.

Lo primero es que no es lo mismo tener un profesor que te vaya guiando y poniendo delante lo que se va necesitando para aprender, que buscar por uno mismo una información que le es completamente desconocida en todos los aspectos.

Cuando crees que encuentras unos datos fiables, al segundo encuentras otros que contradicen los primeros. Luego das con los que te dicen que te enseñan música sin solfeo (a partir de ahora emplearé el otro termino que es teoría musical), te dicen que pongas las manos así y así y que sigas los ritmos, y cuando ya has malsacado un par de notas te sueltan “ese dedo debes ponerlo en esa tecla que es Do”.

¡¡¡ Un momento !!! ¿No habíamos quedado en que nada de teoría musical?, porque saberse la escala y donde está en el piano es teoría musical, y claro viene el típico “Si, no, ya, pero es que……..”.

No existen los métodos, cursos, o lo que sea milagroso. SI puedes aprender 4 acordes y acompañar unas cuantas canciones. Pero no pretendas ir mucho más allá.

A muchas personas les “entran las ganas” de aprender a tocar un instrumento (sigo con el piano porque es por donde yo voy). Miran y remiran pianos, pianos digitales, pianos de escenario, pianos acústicos, etc, etc, etc, y se acaban comprando uno. Genial, todo son albricias. Cuando ya baja el alegrón llega el “¿y ahora que?”. Es normal, no pasa nada.

Cuando empecé a buscar material para iniciarme en la teoría musical, casi lo dejo. Hay para aburrir.

Más conocidos y menos conocidos. Al final acabé con 4 o 5 en casa. Si, los tengo todos apartados jejeje.

Según me ponían con ellos, había cuestiones que no me cuadraban. Signos que no comprendía y palabras que me sonaban muy técnicas y avanzadas para alguien que empieza desde cero.

Me pasaba lo mismo en internet. Buscaba sobre la escala musical y leia u oía “esta nota va en séptima disminuida” ¡¡¡¡¡¿¿¿¿¿ Queeee ?????!!!!!. Y eso a lo mejor en la 3ª o 4ª página del libro.

Esos métodos están muy bien (de verdad) cuando tienes algo o a alguien que te los explique.

En el caso del “alguien”, no necesito extenderme.

En el caso del “algo”, la cosa se complica. Hace falta otro libro. Un libro sobre Teoría Musical.

Claro, en este punto uno se cree que lo tiene fácil. Existen los conservatorios, los conservatorios tiene libros, por lo que buscaré un libro de algún conservatorio.

¡¡¡ Ya !!!

No todos los conservatorios utilizan los mismos textos, aparte de que los programas de los conservatorios también cambian, aparte de eso, y dicho por quien fue a conservatorios, en algunos se pasaron tres años sin tocar un instrumento y solo tirando de libros. Un caos.

Uno se resigna (…. mentira, pillaba unos cabreos del quince) y continua la búsqueda hasta horas intempestivas en internet. Se van cribando los profesores que explican las cosas con lo que uno supone que es más o menos coherencia y se va tomando nota.

Aparte se siguen buscando libros e intentando ver los índices (difícil que los traigan) para intentar poder entrever algo que de una mediana guía a lo que se busca. Lo de pretender un “aquí te pillo, aquí te mato” y encontrar el Santo Grial, hay que olvidarlo.

Al final seguí una sugerencia de un profesor y pianista que tiene un canal que me parece bastante bueno y que se llama Daniel Gregorio y me hice con el libro “Teoría de la música” de Francisco Moncada. Comprarlo aquí es prácticamente imposible, en Mexico de donde es, casi también, pero “lo hay por ahí”.

Bien. Ya tenía la primera llave del cofre del tesoro. Un libro de teoría musical donde explica bastante bien lo que necesitaba…….. o eso creía yo. Porque el libro está genial, pero hay que saber utilizarlo. No basta con estudiarlo, ¡¡¡ Que va !!!, hay que saber aplicarlo.

¿De que me vale saber que una blanca es igual a dos negras, si no sé aplicarlas en el ritmo adecuado?, pues de nada. Así que tengo que aprender ritmos (ese tres por cuatro, o cuatro por cuatro o siete por nueve que vemos al comienzo de las partituras).

Pero ¡¡¡ ALTO !!! que antes de eso están las claves. Clave de Sol = 𝄞, y clave de Fa = 𝄢, que para más inri pueden estar seguidas de sostenidos = ♯, o bemoles = ♭.

Dicho a lo burro, la clave es la que te da la referencia para saber que nota es la que estás leyendo. Los bemoles y sostenidos también pero de otra manera. Ya lo aprenderéis a quienes os tiréis a la piscina jejejejeje.

Pero ¡¡¡ QUIETOS PARAOS !!! que faltan los compases. Esos números en forma de fracción que se ven detrás de las claves. Uno de los más famosos el 3 x 4 de los valses, que se escribe ¾ pero se lee 3x4. Esos dicen la cantidad de notas que caben en un compás y su ritmo. Mááááá´s o menos.

Los compases son todos lo que hay en una partitura menos el primero que se llama anacrusa.

Aquí, yo habré dicho “pero ¿por qué?” como unas dos mil veces. Que nadie se haga esa pregunta mucho. Mejor no sufrir y muchas respuestas vienen según se avanza.

Bueno. Aquí parece ser que la cosa ya va encaminada. Y una leche.

(Continuará en la siguiente entrada. Que nadie se asuste, mejora, pero no se puede decir todavía cuando jejejeje)

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