Este blog solo
contará mis experiencias desde que decidí iniciarme en el aventura
de aprender música y tocar el piano de forma autodidacta desde el
cero más absoluto, sin haber tenido más relación con ella que la
de cualquier persona cuando se pone la radio, un CD o disco o se va a
la discoteca o bar de turno.
Antes de comenzar
haré una sugerencia. Si uno pretende aprender música de verdad
(teoría musical, solfeo), si tiene posibilidad que contrate un
profesor/a, asista a clases en academias, centros municipales o si
puede vaya al conservatorio. Le será mucho más cómodo y aprenderá
más rápido que si va por libre.
Tengo casi 57 años,
con lo cual me expresaré más bien para personas adultas.
No pretendo que sea
una guía para nadie, ya que lo que a unos les puede convenir a otros
les puede perjudicar. Pero si daré información que otros podrán
valorar y utilizar si la precisan.
Comienzo jeje.
Los pianos siempre
me llamaron la atención. Tanto su aspecto como sus sonidos.
Llegué a plantearme
a veces decirles a mis padres que me gustaría aprender a tocarlo,
pero nunca me atreví.
Había un compañero
de clase que iba al conservatorio y sabía tocar el piano. Desde ese
día, siempre que lo veía pensaba “jo, sabe tocar el piano”.
De vez en cuando a
lo largo de mi vida pensaba en ello, pero me quitaba la idea de la
cabeza rápido, y muchas veces pienso que hice bien.
Ahora muuuuuchos
años después de esas primeras sensaciones, la idea volvió de una
forma más viva y constante.
Sobre finales del
2020 me senté conmigo mismo y empecé a valorar aprender a tocar el
piano. Comencé a informarme de las maneras en las que lo podía
hacer y sobre todo, que fuera sin tener que aprender solfeo. (Pobre
incauto de mi jeje)
Soy consciente de la
edad que tengo, y lo suficientemente consciente de mis facultades
mentales y físicas como para saber que lo más que puedo conseguir
es aprender para mi disfrute personal.
No soy pretencioso,
pero si intentaré llegar al tope de mis facultades para intentar
hacerlo lo mejor que pueda y eso, disfrutar de la música que me
gusta.
Busqué métodos,
tutoriales, libros, pregunte a personas relacionadas con la música.
Conclusión, para lo que yo quería había que pasar por el aro del
solfeo.
“Bueno”, me
dije, “todo sea por intentar hacerlo medianamente bien”.
Empecé a leer
cosillas en internet que me iban acoj…… acongojando cada vez más
y más, pero pensaba que mucha gente lo había estudiado y nadie se
murió por ello.
Morirse no, pero no
valoré los que acabaron tarumbas o lo dejaron por imposible.
También oí esa
famosa frase de , “es como aprender un idioma”, las narices. A
ver quien se atreve a decirme eso ahora a la cara. Escuchará lo
nadie se atrevería a decirle.
Puede parecer que
estoy exagerando un poco, pero puedo asegurar que no.
Lo primero es que no
es lo mismo tener un profesor que te vaya guiando y poniendo delante
lo que se va necesitando para aprender, que buscar por uno mismo una
información que le es completamente desconocida en todos los
aspectos.
Cuando crees que
encuentras unos datos fiables, al segundo encuentras otros que
contradicen los primeros. Luego das con los que te dicen que te
enseñan música sin solfeo (a partir de ahora emplearé el otro
termino que es teoría musical), te dicen que pongas las manos así y
así y que sigas los ritmos, y cuando ya has malsacado un par de
notas te sueltan “ese dedo debes ponerlo en esa tecla que es Do”.
¡¡¡ Un momento
!!! ¿No habíamos quedado en que nada de teoría musical?, porque
saberse la escala y donde está en el piano es teoría musical, y
claro viene el típico “Si, no, ya, pero es que……..”.
No existen los
métodos, cursos, o lo que sea milagroso. SI puedes aprender 4
acordes y acompañar unas cuantas canciones. Pero no pretendas ir
mucho más allá.
A muchas personas
les “entran las ganas” de aprender a tocar un instrumento (sigo
con el piano porque es por donde yo voy). Miran y remiran pianos,
pianos digitales, pianos de escenario, pianos acústicos, etc, etc,
etc, y se acaban comprando uno. Genial, todo son albricias. Cuando ya
baja el alegrón llega el “¿y ahora que?”. Es normal, no pasa
nada.
Cuando empecé a
buscar material para iniciarme en la teoría musical, casi lo dejo.
Hay para aburrir.
Más conocidos y
menos conocidos. Al final acabé con 4 o 5 en casa. Si, los tengo
todos apartados jejeje.
Según me ponían
con ellos, había cuestiones que no me cuadraban. Signos que no
comprendía y palabras que me sonaban muy técnicas y avanzadas para
alguien que empieza desde cero.
Me pasaba lo mismo
en internet. Buscaba sobre la escala musical y leia u oía “esta
nota va en séptima disminuida” ¡¡¡¡¡¿¿¿¿¿ Queeee
?????!!!!!. Y eso a lo mejor en la 3ª o 4ª página del libro.
Esos métodos están
muy bien (de verdad) cuando tienes algo o a alguien que te los
explique.
En el caso del
“alguien”, no necesito extenderme.
En el caso del
“algo”, la cosa se complica. Hace falta otro libro. Un libro
sobre Teoría Musical.
Claro, en este punto
uno se cree que lo tiene fácil. Existen los conservatorios, los
conservatorios tiene libros, por lo que buscaré un libro de algún
conservatorio.
¡¡¡ Ya !!!
No todos los
conservatorios utilizan los mismos textos, aparte de que los
programas de los conservatorios también cambian, aparte de eso, y
dicho por quien fue a conservatorios, en algunos se pasaron tres años
sin tocar un instrumento y solo tirando de libros. Un caos.
Uno se resigna (….
mentira, pillaba unos cabreos del quince) y continua la búsqueda
hasta horas intempestivas en internet. Se van cribando los profesores
que explican las cosas con lo que uno supone que es más o menos
coherencia y se va tomando nota.
Aparte se siguen
buscando libros e intentando ver los índices (difícil que los
traigan) para intentar poder entrever algo que de una mediana guía a
lo que se busca. Lo de pretender un “aquí te pillo, aquí te mato”
y encontrar el Santo Grial, hay que olvidarlo.
Al final seguí una
sugerencia de un profesor y pianista que tiene un canal que me parece
bastante bueno y que se llama Daniel Gregorio y me hice con el libro
“Teoría de la música” de Francisco Moncada. Comprarlo aquí es
prácticamente imposible, en Mexico de donde es, casi también, pero
“lo hay por ahí”.
Bien. Ya tenía la
primera llave del cofre del tesoro. Un libro de teoría musical donde
explica bastante bien lo que necesitaba…….. o eso creía yo.
Porque el libro está genial, pero hay que saber utilizarlo. No basta
con estudiarlo, ¡¡¡ Que va !!!, hay que saber aplicarlo.
¿De que me vale
saber que una blanca es igual a dos negras, si no sé aplicarlas en
el ritmo adecuado?, pues de nada. Así que tengo que aprender ritmos
(ese tres por cuatro, o cuatro por cuatro o siete por nueve que vemos
al comienzo de las partituras).
Pero ¡¡¡ ALTO !!!
que antes de eso están las claves. Clave de Sol = 𝄞, y clave de
Fa = 𝄢, que para más inri pueden estar seguidas de sostenidos =
♯,
o
bemoles = ♭.
Dicho
a lo burro, la clave es la que te da la referencia para saber que
nota es la que estás leyendo. Los bemoles y sostenidos también pero
de otra manera. Ya lo aprenderéis a quienes os tiréis a la piscina
jejejejeje.
Pero
¡¡¡ QUIETOS PARAOS !!! que faltan los compases. Esos números en
forma de fracción que se ven detrás de las claves. Uno de los más
famosos el 3 x 4 de los valses, que se escribe ¾ pero se lee 3x4.
Esos dicen la cantidad de notas que caben en un compás y su ritmo.
Mááááá´s o menos.
Los
compases son
todos lo que hay en una partitura menos el primero que se llama
anacrusa.
Aquí,
yo habré dicho “pero ¿por qué?” como unas dos mil veces. Que
nadie se haga esa pregunta mucho. Mejor no sufrir y muchas respuestas
vienen según se avanza.
Bueno.
Aquí parece ser que la cosa ya va encaminada. Y una leche.
(Continuará en la siguiente entrada. Que nadie se asuste, mejora, pero no se puede decir todavía cuando jejejeje)